La noticia para algunos está en que dos miembras de la Mesa del Congreso y pertenecientes al Partido Popular han aceptado a trámite, una iniciativa de ICV por el que se quiere condenar al Papa por sus declaraciones "profilactofóbicas" con motivo de su reciente viaje a África.
Según parece, cuando la Iglesia pidió la "condonación de la deuda" de los países del mal llamado tercer mundo, algunos parlamentarios españoles lo entendieron como una ardiente defensa del "condón" de manera que cuando Benedicto XVI recordó aquello de que hay que "humanizar la sexualidad" (es decir, desbestializarla) y que el preservativo no es la solución ni tiene efectos curativos, se rasgaron las vestiduras. Los mismos que curiosamente defienden la indignidad de la vida del enfermo terminal (también del enfermo del SIDA claro) o el asesinato de niños inocentes en el vientre de su madre (sobretodo cuando el niño está enfermo). Esos mismos ahora se extrañan de que la Iglesia repita no solo lo que piensa acerca de la sexualidad humana sino de lo desastrosa de cualquier política en favor de la promiscuidad y de una sexualidad desordenada y animalesca. A lo mejor es que la Iglesia empieza a estar un poco harto de tener que cuidad a la mitad de enfermos del SIDA en el mundo mientras la ONU lo único que hace es aumentar los riesgos de contagio con sus campañas ideologizadas.
Algunos miembros del Observatorio por la Libertad Religiosa (que debería estar para evitar la violencia sobre el error y no para proteger a la verdad), se escandalizan no tanto del hecho de que un Parlamento trate de condenar al Papa por cumplir su misión y decir la verdad, sino porque que dos miembras de un partido -que según dice el agudo observador- debería ser sensible a este tipo de cosas, trate de amedrentar a la Iglesia en su cometido. Aquí.
Cuando un Parlamento no reconoce no ya la Ley Natural, sino la más elemental libertad de expresión que ella pregona para si y los suyos, entonces, este Parlamento merece ser interrumpido como ellos interrumpen los embarazos. El problema no está en que unos indeseables hayan hecho tal o cual cosa cuando se esperaba de ellos lo contrario, sino que estemos expuestos constantemente a que una serie de señores diputados digan o aprueben los que les dé la real gana con absoluta presunción de "legalidad" por su parte de todo lo que hace y dice y sin más límites que los exigidos para la confección de mayorías.
Pues yo les condon-aba a todos,... pero a la cárcel.
Oremus pro Pontifice nostro Benedicto.
Mons. Álvarez celebra su primera Eucaristía pública en exilio
Hace 25 minutos