Muchos hombres anuncio están pensando en dedicarse a la prostitución, profesión ésta de mayor dignidad y reconocimiento, y que siempre ha contado con el apoyo entusiasta de Gallardón.
Por supuesto la prohibición no tiene nada que ver con la merma que ha tenido Gallardón en los ingresos publicitarios municipales. La única razón, dicen, es restaurar la dignidad perdida de esas personas que preferían hacer estos trabajos antes que dedicarse a la delincuencia y a otros menesteres. Ahora podrán dirigirse a las obras caritativas de la Iglesia a recibir un plato de comida... muy dignamente eso sí.
Resulta extraño como han permitido una práctica indigna durante tanto tiempo.
Por supuesto, esta medida no afecta a quienes mercadean con su imagen y su nombre a todas horas... imagen y nombre labrados, en muchos casos, de las maneras más innobles o como premio a sus indifelidades, deslealtades o corruptelas.
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